lunes, 1 de diciembre de 2008

Apóyese en mi brazo, señorita Dubois...


Blanch se apoyó y salieron tranquilamente de la casa.
Pero no siempre te toman el brazo cuando lo tiendes, a veces te lo piden y cuando lo haces fingen no necesitarlo. Y esto, es lo que una vez más ha hecho "el murciélago", sí, en mi historia también existe ese animal oscuro y tenebroso que a todos nos despierta una especie de intríngulis, miedo o asco. En algunas ocasiones las tres. Pero a la vez digo yo, ¿qué sería un cuento fantástico sin un murciélago que apareciera y desapareciera cuando menos te lo esperas? Empecemos.

Una primaveral mañana de hace ya varios años, aparece como por arte de magia este mamífero de personalidad distraida. Nadie lo había invitado, nadie le conocía pero él, allí estaba. A día de hoy puedo decir que "creo" que no llego a la arteria cuando me hincó los colmillos, pues con el tiempo cicatrizaron la heridas, sí, en plural. El murciélago tiene la habilidad de volver en el momento menos apropiado, aunque al ser un ser que se esconde fácilmente y si quiere, puede pasar desapercibido, tengo casi la certeza de que vigila la escena desde la retaguardia y... ¡ZAS! Llega cuando sabe que no le esperan para recordar que sigue ahí, espectante, ruin, frío y calculador. Pues aún asegurando y autoconvenciéndiome de haberle eliminado... hoy he estado a punto de verle pero, al igual que viene se va y esta vez... ¡ZAS! ha desaparecido.

Más de cinco son las veces que ha acudido pidiendo socorro, más de veinte las que se ha esfumado. Sé que esta vez sí es un problema lo que le atormenta, sinceramente, pienso que todo él es un problema pero... "la vida es la ruleta en que apostamos todos." Yo el primero. Y aunque la vida en ocasiones sea cuestón de suerte, no se le puede encomendar todo al azar, hoy se gana, mañana se pierde. Esta vez "fallaste corazón" y ni aún así dejarás de apostar, ¿Y yo? ¿Dejaré de apostar en este juego? Ni lo sé, ni lo quiero saber. Vivir es un aprendizaje constante en el que se rie y se llora, abrimos los ojos para ver un amanecer junto al mar y los cerramos cuando llega la tormenta, eso no siempre es bueno. Riamos, lloremos; soñemos, despertemos; besemos, escupamos; ganemos, perdamos. Señores, hagan sus apuestas y "que el mundo ruede."

1 comentario:

Migue Moreno dijo...

Aysss ese murcielago cuando daño te ha hecho, que sin llegar a ser vampiro te ha chupado la sangre.